Estilo literario

Reencontrando mi estilo literario: cómo lo hago con un hijo, poco dinero y cansada

¿Sabes ese momento en el que te das cuenta de que no te estás tomando en serio como escritora y que te cabrea? Ese momento que sabes que tienes abandonado tu estilo literario y te cabrea.


A mí me pasó hace un año. Después de cuatro años de maternidad, un cambio de ciudad, luchar para vivir de este oficio que me entusiasma (la corrección y todo lo que tenga que ver con el análisis literario de una obra), además del cansancio, sabía que quería retomar mi carrera como poeta y sabía que mi estilo había cambiado porque ya no era la Míriam de hacía cuatro años y te prometo que estaba muy perdida. Sentía que no era capaz de abordar ese cambio porque era muy grande, indefinido, no tenía tiempo y el cansancio era una constante.


A todo esto le sumé un sentimiento de culpabilidad porque hacía un año había leído Camino del artista de Julia Cameron, donde habla de las páginas matutinas y de su consejo de escribir todos los días tres páginas. La teoría era muy bonita, pero yo era incapaz de escribir por el simple hecho de que cuando tenía diez minutos libres lo que quería era descansar o leer. Esta era mi situación: las manos tan grandes, tanta tierra dentro, tantas palabras sin orden en ellas, las manos, y el cuaderno a la espera, impaciente, expectante, reclamante.

El cambio para reencontrar mi estilo literario

Entonces, en enero de 2023, decidí dar un paso adelante y tomarme en serio. No era capaz de escribir las páginas matutinas diarias, sin embargo, sí podía comenzar unos registros con fecha que no quise llamar al principio diario porque no nacieron con esa pretensión, sin embargo, ahora sí que lo hago.

En este diario, a veces, manda la escritura automática, otras, anoto pensamientos que me han perseguido en bucle durante todo el día, ideas que me surgen, situaciones que he vivido… Vamos, lo que se entiende por un diario.

Pero lo que aquí viene al caso es mi creencia de que el hábito de escribir solo para mí misma es una buena práctica. Suelta las ataduras. No importan los fallos ni los tropezones. […]. Creo que a lo largo del año pasado se percibe cierta mejora en mi escritura profesional, lo que atribuyo a estos ratos informales después del té. […]. Con el tiempo, yo podría aprender qué hacer con esta materia viva que fluye suelta a la deriva.

Virginia Woolf, El diario de Virginia Woolf. Volumen I (1915-1919) (trad. Olivia de Miguel), Tres Hermanas, p. 491.

La pregunta repetitiva

Ya más tarde, en agosto de 2023, decidí sumar a lo anterior otro tipo de registro: la pregunta repetitiva. En ese cuaderno iba a responder siempre la misma pregunta: ¿Qué es la poesía? Sigue la estructura de fecha, pregunta y respuesta.

¿Sabes esa sensación de que eso que tienes entre manos está vivo, que tiene personalidad y que no sabes qué vas a responder cuando tengas ochenta años? Muy emocionante por todas las posibilidades que hay y que aún no conoces. Yo elegí esa pregunta porque es lo que quiero trabajar, pero tú puedes elegir, por ejemplo, ¿qué es un personaje?, ¿qué es una metáfora?, ¿qué es una novela?, ¿qué es divulgación cultural? Podrías tener varios cuadernos con una pregunta, pero el tiempo que tenemos en general no es mucho, así que mi consejo es que te centres en una. Yo no soy capaz de abarcar nada más ahora mismo.

Aquí no se trata de que te pongas a buscar bibliografía y a investigar sobre ese tema que has elegido. Aquí lo interesante y lo que se busca es que plasmes tu visión, que te obligues a preguntarte una y otra vez por aquello y es en esa reiteración en la que vas a ir encontrando nuevos matices (tus matices), nuevas preocupaciones, nuevas palabras que van a ir dando cuerpo e identidad a tu visión y, como consecuencia, a tu estilo literario; así lo siento yo. En mi caso, hay una idea que se repite: reflexión e identidad. ¿Cuál será la tuya?

¿Cómo escribo yo?

Ahora te cuento cómo escribo yo: a mano (los últimos estudios científicos han demostrado que al escribir a mano se van ocurriendo más ideas que si escribes a ordenador, además, memorizamos mejor y esto resulta muy interesante para que vayas recordando tu estilo literario). Sin censura. Con libertad. Sin enjuiciar: lo que escribo no es ni bueno ni malo. Casi todos los días, unos veinte minutos; esto es adaptable a las circunstancias de la vida, si solo puedes hacerlo una vez a la semana durante equis meses, no dejes que aparezca la culpa, respira, sé amable contigo; te aseguro que poco a poco se coge el hábito y hasta lo necesitas.

¿Qué he conseguido?

  • ¿Qué es lo que he notado que he conseguido al realizar estos registros?
  • Soy más consciente de mi escritura: me doy cuenta de en lo que quiero profundizar.
  • Me planteo cuestiones que no había tocado antes.
  • He ganado fluidez en la escritura.
  • He cogido el hábito de escribir.
  • Libero la mente de pensamientos negativos o que no soy capaz de sacarme de la cabeza.


Mi hijo, mi falta de tiempo y mi cansancio siguen ahí y lo van a estar durante mucho tiempo, pero a esto he añadido concreción y foco, así que dejo atrás esa sensación de la que te hablaba, de que estaba perdida. Esto me ayuda a trabajar mi estilo literario, a crearlo y moldearlo.


Espero, de verdad, haberte ayudado.
Un abrazo,
Míriam


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