¡Perdición, oh, perdición!, ¿por dónde empiezo a corregir? Espero haberte arrancado una sonrisa y haber llamado tu atención porque hoy te quiero hablar de temas muy jugosos relacionados con tu estilo y que debes tocar en la fase de corrección, así que no te marches, de verdad :). Esta fase a veces os resulta un fastidio o un freno, pero me he propuesto que ames la corrección tanto como yo, esa en la que sacas toda la chicha, todos los matices. Caer o no en un lugar común y manido, en las palabras y expresiones abstractas y trascendentales, elegir el sujeto poeta, saber si de verdad es verso libre y el armazón o estructura va moldeando tu estilo y son elementos que debes tener en cuenta a la hora de corregir tu poema o poemario (si escribes narrativa, también; te lo tendrás que llevar a tu terreno). De todo esto hablo (y espero apasionarte) en este nuevo artículo: «5 claves para corregir poemas y que asombren». Te va a ayudar a amar la fase de corrección y te va a abrir los ojos para las fases previas.

No busques en este artículo que te hable de más de lo mismo y que te explique cómo colocar las comas, usar los gerundios o de la necesaria propiedad léxica. ¿Qué voy a hacer? Cavar, arañar, llegar al núcleo de lo que te va a guiar y ayudar de verdad a crear un poema con ese pellizco, con ese «uf, madre mía», con ese sostenerte en el último verso y preguntarle «¿cómo lo has hecho? ¿Desde cuándo respiras?».

Pero te lo quiero bajar a tierra y no te quiero vender fórmulas mágicas, no existen. Quiero ayudarte a desarrollar un olfato y un pensamiento crítico. Te voy a hablar de los pecados que he observado, a lo largo de mis cinco años de experiencia, en los poemarios que corrijo y analizo. ¿Te has planteado alguna vez que lo que etiqueta a tu poema como «poema correcto pero que no asombra» es que no has prestado atención a los lugares comunes, las palabras abstractas, el sujeto poeta o el armazón o estructura? Pues vente conmigo.

Deja de aburrirte corrigiendo tu poema

Como te he dicho antes, quiero que disfrutes de esta fase y que dejes de verla como un mero trámite. Es el momento de mirar cara a cara a tu poema o poemario como si no os conocieseis (me imagino que lo has dejado mínimo dos meses en barbecho). Es la oportunidad para que os preguntéis qué necesitáis para estar bien, tú mirarás (leerás) el poema y podrás ver qué le falta, encontrar esos matices que van a hacer único al poema. Es un desafío. Es muy emocionante porque, sin darte cuenta, empiezas a encontrarle sentido a mucho de lo escrito y hallas claridad en lo que quieres conservar y en lo que no.

Un método para corregir poemas

No se corrige de la misma forma un poema independiente y que quieres o bien enviar a una revista, o bien publicar en Instagram, o bien en tu blog que un poema que es una pieza más de tu poemario. El primero se tendrá que sostener solo, no va a tener el auxilio de otros poemas para completar el sentido y las emociones que quieres despertar. En cambio, un poema que se incluye en un poemario comparte con los otros poemas palabras, carga expresiva y simbólica, no es independiente, por lo que hay que tener muy claro si a la hora de eliminar una palabra, un verso o un espacio si el poemario no queda cojo y no pierde ese sentido del que hablo.

Quiero que pienses en un huerto y en su espantapájaros (que yo creo que es más bien un juegapájaros). El sombrero es una unidad en sí, no necesita nada más para ser, pero puede que esté agujereado y no esté completo, hay que arreglarlo con una tela, este es nuestro poema independiente. Pero ahora piensa en ese espantapájaros de paja y en que le falta una mano, esa mano es el poema que se está corrigiendo, cuando cojas más paja para arreglar la mano no podrás olvidarte de que forma parte de un conjunto en el que debe encajar, así que poco a poco darás con el tamaño adecuado.

No te voy a hablar de lo que ya te han contado

Quiero que con este artículo amplíes la mirada y que te sitúes en una posición algo incómoda porque lo que cuestionas es la esencia misma del poema, el núcleo, no solo unos verbos más o menos precisos, unas comas y unas mayúsculas. Recupera la imagen del espantapájaros; el pobre, mira que está incómodo colgado en el palo, pero desde ahí lo ve todo, tiene una visión global: los gorriones y cuervos vuelan, las semillas en la tierra y el arado descansa para la próxima vez que se necesite. Ahora tú eres ese espantapájaros y te debes preguntar si tal o cual recurso trabaja para el poema o si es solo una floritura que te apetecía incluir. ¿Ves lo incómodo de tener que eliminar? Pero ¿realmente quieres una floritura para tu poema? Pues no, claro que no, así que, si trabaja, se queda, si no, no, fuera.

Interesante, ¿verdad? Vente, siéntate mientras desgranamos una mazorca y te hablo de algunos de los elementos clave en los que debes fijarte para corregir poemas.

5 claves para corregir poemas y que asombren

Lugares comunes y temas manidos

Venga, ponte en posición espantapájaros y empecemos a cavar y arañar. Hay imágenes, ideas y temas que se han tratado tanto y que se han contado siempre desde la misma perspectiva que ya no reparamos en ello, ya no nos sorprende y empobrecen muchísimo la capacidad expresiva del poema, el lector puede pensar que está leyendo más de lo mismo y que parece que no se ha realizado un esfuerzo por la renovación. Esto es lo que se llaman lugares comunes.

Aquí te digo que seas inflexible. Aunque una técnica que me gusta mucho es darle una vuelta de tuerca a ese lugar común (también a los temas manidos, como la primavera). Por ejemplo, el corazón está muy manoseado y todos pensamos en este dibujo ♥. Pero ¿y si haces que ese corazón haga más que suspirar, pararse o acelerarse? ¿Y si en vez de ser de piedra es un ojo o una pupila? ¿Qué ocurre? Así que a la hora de corregir poemas, pregúntate si esto ya lo has leído mucho o si le puedes dar una vuelta.

Toma nota. Estos son algunos de los lugares comunes con los que tropiezo yo: que la luna y la noche sean amantes; que se asocie, por un lado, el invierno a la oscuridad, introspección y tristeza; por otro lado, el verano a la alegría, y qué decir de la primavera y el enamoramiento; el corazón que se desboca; un silencio atronador; o sacar un cuchillo o un puñal para hablar de la desesperación por un amor.

Truco: ¿Cómo saber si es un lugar común?:

  • ¿Te recuerda a otro poema?
  • Cuando te lo imaginas, ¿dónde te lleva? ¿Ese escenario te resulta familiar y estás cómodo? (recuerda que en poesía siempre hay algo de extrañamiento y de desvío del lenguaje).

Ya los musgos y la hierba

abren con dedos seguros

la flor de su calavera

Federico García Lorca («La sangre derramada»)

Palabras y expresiones abstractas y trascendentales

Sigamos cavando. Hay palabras como «nada», «Dios», «muerte» que, como bien dice la poeta Wislawa Szymborska, son muy grandes y que se sueltan a la ligera sin llenarlas de contenido. Muchas veces se cree que por el mero hecho de incluirlas el poema va a lograr una gran fuerza expresiva, pero, si no explicas cómo es esa muerte, esa nada o ese Dios, nos vamos a quedar igual de fríos.

Por cierto, a mis autoras y autores les gusta mucho la «nada», no sé por qué; yo siempre les pregunto qué es la nada en ese poema, de qué nada se habla. Puede que en ese poema sea algo tan sencillo como el silencio de un plato vacío, pero también puede ser una silla del revés o un puchero hirviendo en la cocina. ¿Qué es para ese poema la nada? Hazlo tangible y ayuda a que el lector conecte con tu nada.

Aquí una breve lista de palabras abstractas: detalle, miedo, alegría, amor, tristeza, dolor, libertad, amistad, vivir, olvido.

Ojo: No te digo que no las uses, claro que puedes y debes usarlas; pero no pienses que por el simple hecho de ponerlas ya está toda la emoción plasmada.

la culpa

tiene el peso de un pájaro

muriendo en la mano de sed

Laura Giordani (Antes de desaparecer)

¿De verdad es verso libre?

Desde el siglo XIX el verso libre es muy cultivado y en la actualidad cada vez más, pero también es cierto que muchas veces se piensa que se escribe en verso libre sencillamente porque no se riman los versos y que cada verso tiene un cómputo silábico diferente; pero ni el verso libre es solo eso ni las formas métricas más tradicionales son tan estrictas.

Si de verdad tu poema está escrito en verso libre, te vendrá bien saber que el poeta versolibrista «trabaja con el oído con grupos fónicos o métricos» (Jauralde, p. 229), porque así estarás más atento a la hora de la corrección. Si lees el poemario Tuscumbia o Vozánica de Lola Nieto, creo que vas a entender muy bien lo de los grupos fónicos o métricos. Es como si destruyeras la idea de verso y la protagonista fuera la palabra.

respira vuelve a

respirar respira

respira

Lola Nieto (Tuscumbia)

¿El sujeto poeta es el adecuado?

Ahora me gustaría hablar del sujeto poeta, ya que muchos se agarran al yo lírico romántico (que arrastramos desde el Romanticismo) porque piensan que siempre es así y no lo desligan de su persona real. Pero escucha lo que dice René Wellek: «Hasta en la lírica subjetiva, el «yo» del poeta es un «yo» ficticio, dramático». A lo que yo añado que desde el momento que escribes decides desde qué punto de vista lo cuentas y qué es lo que cuentas, estás creando. Espero que saber esto te ayude a no encorsetar tu poesía en el yo y que explores otros sujetos. Son muy interesantes el tú, ya que a través de él implicas al lector y es como si le interpelaras; es igual de interesante trabajar un sujeto colectivo a través de un nosotros o un sujeto externo que observa a través de un vosotros.

Prueba a contar el poema desde todos estos sujetos, ¿con cuál notas que la fuerza y energía son mayores? Puede que te ayude a romper moldes.

Cielo

cuando te abras paso

encontrarás

una poeta,

apenas la opción ideal

Diane di Prima (Beat attitude)

¿El poema respira?: un acercamiento al armazón

¿Te has planteado alguna vez qué es lo que hace que un poema sea un poema y qué es lo que lo sostiene? Ser consciente de sobre qué materia construyes el poema te ayudará a corregirlo. Si lo construyes en palabras «sueltas» y con blancos, deberás tener en cuenta que el efecto que quieres conseguir se mantiene; puede que lo sostengas en una acumulación de imágenes… Sea como sea, siempre habrá un hilo que nos guía y puede que armes el poema con el arranque de un verso-tesis que luego se va desarrollando, o al revés, que empieces a plantear el tema o sensación que quieres transmitir y que finalices en un verso conclusivo que recoge toda la fuerza. Hay otras posibilidades estructurales que puedes inventar, pero siempre, de alguna manera, partes de ellas, aunque solo sea para destruirlas.

ya comprendo la verdad

[…]

ahora

a buscar la vida

Alejandra Pizarnik (La última inocencia)

¿Ya lo ves? ¿Cómo te has sentido al ser por un rato espantapájaros? Espero haberte ayudado a que a partir de ahora mires de otra manera tu poema, que lo interrogues con nuevos ojos, estoy segura de que ello te va a ayudar a enriquecerlo. Todo esto es lo que yo trabajo a la hora de corregir los poemas y poemarios que me envían y es apasionante sacarle tanta información.

Para saber más

Jauralde, P. (2020). Métrica española. Cátedra.

Szymborska, W. (2021). Correo literario. Nórdica Editorial.


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